Gerontólogos Argentinos

Promover la Creatividad: una receta para todas las edades

 

 

   

Me permito introducirlos en esta reflexión citando una metáfora que reza sobre la imaginación.

Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.

En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso desde el primer momento buscaron una víctima para encubrir al verdadero culpable.

El hombre fue llevado a juicio sabiendo de antemano que tendría muy pocas posibilidades de ser declarado inocente. Antes del juicio su destino ya estaba decidido, iba a morir en la horca.

El juez, que también estaba confabulado, trató de dar todo el aspecto de un juicio justo e imparcial y por ello dijo al acusado:

- Conociendo tu fama de hombre justo y sabiendo que eres un fiel creyente, vamos a dejar tu destino en las manos de Dios, así que vamos a escribir en dos trozos de papel las palabras culpable e inocente. Tú escogerás uno y será la voluntad de Dios la que decida tu destino.

Por supuesto el juez había preparado dos papeles con la palabra, culpable.

La pobre víctima aún sin conocer los detalles se daba cuenta de que el sistema propuesto era una trampa. No tenía escapatoria.

Cuando el Juez ordenó al hombre que tomara uno de los dos papeles doblados, el acusado se quedó en silencio unos segundos con los ojos cerrados y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una amplia sonrisa tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca se lo tragó.

Sorprendido e indignado el Juez le reprochó airadamente:

- ¿Pero qué has hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

- Es muy sencillo, respondió el hombre, es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué.

En medio de un gran bullicio en la sala y ante la evidente desilusión del Juez, no tuvieron más remedio que liberar al acusado.

“En los momentos de crisis, la imaginación muchas veces es más importante que el conocimiento” Albert Einstein

La capacidad creadora es innata y no caduca, se desarrolla en torno a una flexibilidad de pensamiento o fluidez de ideas. Y es también la aptitud de concebir ideas nuevas o de ver nuevas relaciones entre las cosas. En algunos casos, la capacidad creadora es definida como la aptitud de pensar de forma diferente a los demás.

Por lo tanto, la creatividad, como capacidad de generar ideas o resolver problemas, se implica directamente en el desarrollo de las personas, siendo una parte importante del potencial humano que, si es promovida a lo largo de su vida, será capaz de transformar, cambiar y mejorar su existencia. En este caso, para nuestros mayores no es tan importante la creación de nuevos productos, el planteamiento de nuevas cuestiones o la definición de nuevos problemas, sino la exploración y el descubrimiento. (Gardner, 2010).

En la edad adulta, este potencial se ve deteriorado en ocasiones por la falta de motivación y desarrollo, siendo necesario continuar con el proceso vital para que la persona no pierda la oportunidad de seguir expresando sentimientos, emociones y, lo más importante, ideas.

Este hábito resulta muy saludable dada la pluralidad y diversidad de la sociedad actual. Los adultos, al igual que los niños, necesitan tener herramientas que les permitan moverse ágilmente en un entorno plural y complejo. (Robinson, 2012).

Crear un ámbito de participación, reflexión y compromiso para generar políticas públicas destinadas a la instalación de acciones sociales, productivas y culturales que posibiliten, con firmeza, la inclusión de las personas mayores en la vida comunitaria, cambiando la mirada sobre ellas y superando su marginación, requiere inexorablemente de creatividad.

 

 
 

Fuente: Arte, Individuo y Sociedad 2014, 26 (1), 9-19 15 Creatividad y desarrollo cognitivo en personas mayores. Silvia Carrascal, Eva Solera.

   
   
 

 
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